El anuncio de la retirada de Gerard Pìqué ha conmocionado al fútbol español y más a un FC Barcelona necesitado como nunca de un sustituto del histórico central catalán. Con su marcha, la pretensión blaugrana de hacerse con los servicios de Íñigo Martínez cobra más fuerza que nunca. El mercado de invierno está a la vuelta de la esquina y los azulgranas no tienen una retaguardia especialmente sólida, con lo que el de Ondarroa se erige en la solución anhelada por Xavi Hernandez.
Sin embargo, el estatus del zaguero obliga a una calculada ambigüedad como la expresada por Mateu Alemany, director deportivo del Barça, en declaraciones a Movistar LaLiga : «Es un jugador de otro club con contrato en vigor, así que ningún comentario al respecto».
Unas palabras que no desmienten la intención culé de captarlo para sus filas, sino simple y calculada precaución. El contrato de Íñigo con el Athletic expira el próximo 30 de junio, con lo que se abren las puertas en enero de establecer libremente contacto con el jugador. Desde Barcelona no se van a arriesgar a quebrantar las normas ni empeorar las relaciones con Ibaigane cuando en dos meses se pueden establecer negociaciones dentro de la legalidad.
A día de hoy, la retaguardia catalana la cubren Ronald Araújo, Andreas Christensen, Jules Koundé, Eric García y un Marcos Alonso que se ha revelado como una polivalente alternativa. A pesar de este catálogo defensivo, a Xavi se le antoja insuficiente y el bizkaino tiene todos los visos de erigirse en nuevo comandante de la linea.
