La suya fue una marcha triste pero necesaria. Vesga era una de las promesas de las categorías inferiores a las que un futuro más brillante se le auguraba. Valverde no tardo en buscarle un hueco en el primer equipo, pero la competencia en su puesto resultó feroz, abocándole a una salida en el mercado invernal después de haber dispuesto de solo 285 minutos durante el primer tercio de la temporada. Se corría el riesgo de malograr a un jugador en el que se albergaban esperanzas y la cesión era la salida más beneficiosa para todos. Gijón fue el destino y el saldo ha resultado favorable.
Desde su incorporación al club astur se ha convertido en un imprescindible, alcanzando ya los 900 minutos en primera y confirmando que puede ser una pieza importante para cualquier equipo en un proyecto a largo plazo gracias a su juventud. También ha tenido momentos de brillo mediático, como el partido ante el Real Madrid en el que una asistencia y un gol le han puesto en boca no pocos, presionando a Ibaigane para que no olvide que incluso bajo otra zamarra rojiblanca sigue siendo jugador de la disciplina bilbaina. A falta de confirmación oficial, en los mentideros de Lezama su regreso a San Mamés se da como un hecho y con una autoridad a sus espaldas que pondrá muy difícil a los titulares actuales retener el puesto. Muchos de sus compañeros cedidos por la geografía española no podrán decir lo mismo.
