Es incuestionable que el VAR es una polémica constante en la que se aprecia una clara brecha generacional entre jugador jóvenes acostumbrados a su existencia y veteranos a los que aún les cuesta asimilarla.
Uno de estos curtidos jugadores es Ander Herrera, reconociendo en una entrevista concedida a Radio Euskadi que «estás acojonado, esa es la realidad», debido a que se pasa a depender de «la interpretación de la gente que está en Madrid».
Admite el centrocampista del Athletic que no tiene «claras las manos». Razon por la que recomiendo al resto del vestuario tener «las manos detrás del cuerpo», la mejor forma en la que «un noventa por ciento de las dudas quedan disipadas».
A pesar de estas dudas, demanda para los colegiados empatía aludiendo a que «50.000 personas juzgan sus acciones», defendiendo que «jamás un árbitro empieza un partido con la idea premeditada de perjudicarte».
Un apoyo del que matiza que «todo queda en manos de esa persona y de sus circunstancias», y lo mismo sucede con los que están en el VAR.
«Está tomando las decisiones una persona que está situada en el VAR y que no sabes si la semana anterior tuvo una polémica, no pitó ese mismo penalti en otro campo y se ve condicionado por ello», zanja.
