No pocos aficionados se han apuntado a teorías conspiranoicas al atestiguar los antisociales horarios que se han adjudicado al equipo a lo largo del mes de Abril, convirtiéndose en tónica habitual aquellos asignados en lunes o viernes. La gota que ha colmado el vaso ha sido el encuentro frente al Betis en San Mamés el día 27, que por las necesidades de retransmitir a través de GOL un partido en abierto, ha sido ubicado el jueves a las 21:30.
A decir verdad, dicho horario no ha sorprendido en Ibaigane, pues era inevitable al estar fechado el precedente en Ipurua el lunes 24 a las 20:45. Una concatenación de fechas nefastas que funcionan como un dominó y en la que principal afectado es el aficionado rojiblanco, al que la sucesión de partidos en días laborables con horarios abiertamente incompatibles con las jornadas laborales hace que seguir a su equipo raye la utopía. Y aún queda pendiente el partido de la jornada 35, que dependiendo de los devenires continentales del Celta, podría ser recolocado al lunes 1 de Mayo, aunque la condición de festivo puede ser un respiro para la afición.
Resulta sangrante el comprobar como en esta recta final los tres primeros partidos están muy cerca en el tiempo entre ellos, al igual que los últimos, pero entre el tercer y cuarto partido hay una semana de descanso y entre el cuarto y quinto diez días. Un reparto desigual de jornadas cuyo origen parece estar en los deseos de las televisiones.