
Aunque el fin de contrato de Kepa Arrizabalaga dista aún, al concluir en 2018, Ibaigane tiene muy claro que cuenta con el para su proyecto a largo plazo. De ahí que se haya entrado ya en negociaciones, que auguran una renovación hasta 2022, con mejoras del contrato aplicables con el que está todavía en vigor.
Todavía no hay un cierre de negociaciones, fruto de las naturales discrepancias y tiras y aflojas propias de la triada entre agentes, jugadores y clubes. Sin embargo, los rumores apuntan a una resolución satisfactoria para todas las partes que podría darse este mismo mes. Pocas veces ha más confluencia de intenciones como esta, con un club deseoso de retener a un jugador con ganas de consolidarse bajo su escudo.