Confirmado ya el Mundial de 2030 con España, Portugal y Marruecos como organizadores, queda pendiente la cuestión de cuales serán las sedes que acojan los partidos. Camp Nou, Bernabéu y La Cartuja gozan ya de estatus casi oficial, mientras el resto de candidaturas apuran sus opciones.
San Mamés ya sabe lo que es ejercer de estadio internacional los últimos tiempos, pero cara a la cita mundialista va a tener un duro rival en el Reale Arena donostiarra, pues la cercanía geográfica solo permite que uno de los coliseos vascos pueda gozar de estatus mundialista.
Una proximidad que cuenta además con el agravante de que la división entre tres estados de la organización, más los partidos inaugurales en Sudamérica, limita el número de ciudades españolas participantes.
Mientras, la RFEF ya ha anunciado que en diciembre se abre el plazo para presentar los dosieres que acrediten el cumplimiento de los requisitos para ser sede, incluso con obras a la vista. Ambos estadios vascos los cumplen con creces, aunque La Catedral cuenta por ahora con la ventaja que contar con un mayor aforo y que Bilbao tiene un aeropuerto internacional.
